viernes, 12 de abril de 2013

EFEMERIDES 12 DE ABRIL - MONTSERRAT CABALLE



En 1933, 35 años después del nacimiento de la soprano de origen francés Lili Pons nace en Barcelona, un mismo día 12 de abril, la soprano española María de Montserrat Bibiana Concepción Caballe i Folch, destinada a convertirse en una de las sopranos más universalmente conocidas con una de las carreras más longevas que se recuerdan (Actualmente se encuentra inmersa en una larga gira de despedida de los escenarios).


Nacida en el seno de una familia humilde, recibe sus primeras lecciones de solfeo de manos de su madre. Financiada y apoyada por una adinerada familia burguesa catalana (los Bertrand) sigue estudios de canto con Napoleone Annovazi, Eugenia Kemeny (que le aporta su espectacular técnica respiratoria) y la famosa soprano catalana Conchita Badía que la introduce en el mundo de la canción de concierto española.

Tras unos inicios prometedores ligados a la escuela de canto del Liceo de Barcelona se traslada a Basilea en 1956 para completar sus estudios profesionales ingresando en la compañía del Teatro Municipal donde canta sus primeros papeles protagonistas (Tosca, Aida, Arabella y Salomé) interpretando roles infrecuentes para un soprano española. La temporada 1960/61 es contratada por la Opera de Bremen donde entra en contacto por primera vez con el mundo del Bel Canto.

Debuta en el Liceo el 7 de Enero de 1962 con el rol titular de Arabella (Richard Strauss) obteniendo una gran éxito de critica y público, pero su consagración internacional no llegará hasta la velada del 15 de abril de 1965, fecha en la que sustituye a Marilyn Horne en una representación de Lucrezia Borgia en el Carnegie Hall.

A día siguiente un titular americano le da el definitivo empuje a su carrera mediante una formula que, sin ser totalmente cierta produce el efecto deseado:                                                                            

Callas + Tebaldi = Caballe

Obviamente Montserrat Caballé no es ni Callas, por faltarle el empuje dramático de aquella, ni Tebaldi, ya que el terciopelo vocal de la catalana no tiene parecido al esmalte de la Tebadi. Caballé, pese a las comparaciones, merece su propio lugar en el mundo de la lírica como ha demostrado a lo largo de sus casi 60 años de carrera y no necesita rendir cuentas a ninguna ilustre compañera. A partir de este momento se conocerá internacionalmente a la catalana con el sobrenombre de "La Superba".

El éxito de la velada Neoyorkina tiene el resultado esperado y la soprano comienza una meteórica carrera internacional que, por suerte, ha tenido un equivalente fonográfico paralelo que le ha permitido la grabación de casi todos sus roles principales así como innumerables recitales tanto de arias de ópera como de canciones españolas y lieder.

Ese año de 1965 debuta en el Festival de Glyndebourne (Inglaterra) y en el Metropolitan de Nueva York emprendiendo una carrera de fondo que la lleva a pisar los mas destacados escenarios internacionales. En 1972 debuta en el Teatro alla Scala de Milán con uno de sus papeles fetiche, la Norma de Bellini, y en el Covent Garden de Londres con Violeta (La Traviata).

Gracias al éxito obtenido Caballé firma un contrato con la discográfica RCA para la que grabará, durante la década siguiente, algunos de los roles que en ese momento formaban parte de su repertorio habitual comenzando por una Lucrezia Borgia junto a Alfredo Kraus que testimonia el sorprendente estado vocal con el que había afrontado la sustitución de Marilyn Horne.

En el terreno personal Montserrat Caballé contrae matrimonio en 1965 con el tenor español Bernabé Martí con el que ya había coincidido en los escenarios y con el que seguirá cantando hasta el nacimiento de su hijos, momento en el cual Bernabé renuncia a su carrera en beneficio de la de Montserrat pasando a un mas que honroso segundo plano dedicado al cuidado de la familia y de los intereses de su mujer.

A partir de este momento son varios los hitos en su carrera destacando algunos de ellos por su importancia.

En 1974 se graba en vídeo una función de Norma en el Antiguo Teatro de Orange, un día antes de una delicada operación, sorprende a todos con una interpretación del aria principal de la protagonista de absoluta antología:


como si de un milagro se tratara, el habitual viento que caracteriza las veladas al aire libre de Orange se calma quedando una suave brisa que mece los vestidos de todos los protagonistas como si quisiera acompañar la eterna melodía belliniana sin molestarla produciendo un efecto mágico. Un vez terminada el aria, el viento se rebela y gira en torno a la soprano durante la interpretación de la cabaletta ofreciendo unos momentos de belleza sin igual que ya hubiera querido emular cualquier director de escena en un espacio cerrado. La voz de la soprano literalmente vuela  por el teatro con una fuerza y un virtuosismo que marca el zenit de su carrera. Cuentan las crónicas de la época que, más allá del acotamiento del teatro, una legión de admiradores se agolpaba en los alrededores del teatro por lo que el estruendo de la explosión de aplausos posterior al aria perduró durante varios minutos.



Los 70 son los años de su plenitud vocal, los años de sus grabaciones para la EMI, la mayoria de ellas junto al tenor español Plácido Domingo alternando con José Carreras, Alfredo Kraus y Bernabé Martí, destacando entre ellas varias óperas de Verdi, Puccini y Bellini así como algunos recitales que cubren el vacío de algunas óperas no grabadas íntegramente. A mediados de los 70 empieza también a grabar para Universal (Philips & Decca) de nuevo centrada en papeles habituales de su repertorio.

En 1980 se reencuentra con aquella que permitió el lanzamiento de su carrera ofreciendo otro de esos hitos de su carrera que pertenece por derecho propio a la historia de la Opera: las representaciones de Semiramide de Rossini en el Festival de Aix-en-Provence  junto a Marilyn Horne, Samuel Ramey y bajo la dirección de José Luis López Cobos.


Su carrera no obstante, ha estado plagada de altibajos, en ocasiones marcada por desaciertos en los roles asumidos y también condicionada por una salud delicada que le hacho visitar bastantes veces los quirófanos para operaciones complicadas que progresivamente han ido mermando sus facultades. 

En algunas ocasiones las comparaciones han jugado en su contra destacando su presentación en el rol titular de Anna Bolena en La Scala de Milán en 1982 en el que, un par de errores de colocación en los agudos, sirvió a los nostálgicos de Maria Callas para producir una sonora e injustificada protesta acallada por una parte del público.

Empeñada en sacar a la luz y descubrirnos joyas olvidadas de la lírica ha exhumado obras infrecuentes en el repertorio como Agnese di Hoenstaufen (Spontini), Les Danaides (Salieri), Ermione (Rossini), La Straniera (Bellini), Sancia di Castiglia (Donizetti), Parisina D´Este (Donizetti), Cleopatre (Massenet) y así, junto con las obras más tradicionales del repertorio, asume a lo largo de su carrera más de 90 roles distintos en los que pasea su soberanía por distintas épocas y repertorios desde el Barroco (Giulio Cesare) hasta el Verismo y Wagner (Tristan e Isolda) incidiendo especialmente en todo el repertorio italiano Belcantista. Algunas de sus interpretaciones han sido registradas en vídeo lo que nos permite ser testigos de excepción de su arte.

Retirada de la escena operística desde hace muy pocos años, su versatilidad y sentido del humor la llevaron a protagonizar en 2007 una de sus mas hilarantes encarnaciones al interpretar a la Duchesse de Crakentorp en unas funciones de La Fille du Regiment en la Opera de Viena en las que se atreve incluso a intercalar una pequeña canción popular en el último acto.


Ha sido distinguida con multitud de premios (Premio Nacional de Música, Medalla de Oro del Liceo, Doctora Honoris Causa de las Universidades Menendez y Pelayo y la de Barcelona) así como innumerables homenajes y condecoraciones.

Resulta imposible encontrar alguna grabación inédita pero es posible aun proponer alguna infrecuente como es el caso de la que hoy traigo para celebrar su 80 cumpleaños. Se trata de un doble album que contiene dos recitales acompañada por el ilustre pianista español Miguel Zanetti. En el primero desgrana una serie de arias y melodías olvidadas de compositores italianos barrocos grabado en 1978 y en el segundo, grabado en 1981 nos ofrece una infrecuente selección de canciones de concierto de Bellini, Donizetti y Verdi.

Felicidades Montserrat y a todos los que durante décadas hemos disfrutado de su arte y a las generaciones venideras que seguirán celebrando una y otra vez los éxitos de una cantante que ya ha inscrito con letras de oro su nombre en los libros de la Historia.

Por muchos años



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